Los comienzos del siglo XX

Un día de 1915, Albares se iluminó con una luz nueva y brillante. Fue gracias a Don Ismael, el maestro del pueblo, que tuvo una idea genial: aprovechar el agua del arroyo de Aradóñiga para hacer girar una dinamo en el lugar llamado «el Molinillo». Así consiguió producir electricidad y llevarla a las casas y las calles, donde las bombillas resplandecían como pequeños soles. Don Ismael había hecho realidad el sueño de los vecinos, y había traído el progreso al pueblo.

El Molinillo

Luz en las calles

Hasta principios de siglo, el agua se traía en caballerías desde los pozos del término municipal, algunos de agua buena como: la Zanja, los Pocillos o las Carrazoritas. En 1934, el agua a las fuentes llegó procedente de Escariche, del manantial llamado “la Veguilla”.

Desde el año 1970, el agua corriente que llegaba a las casas procedía del manantial de Santa Ana. Sin embargo, esta agua tenía un alto nivel de alcalinidad y solo servía para ciertas actividades. Actualmente, el municipio se abastece de la Mancomunidad de Aguas del Tajuña, que proporciona agua potable a 34 municipios y unos 60.000 vecinos.