Así fue la procesión del Jueves Santo en Albares: una noche de recogimiento, silencio y emoción compartida por todo el pueblo.
A las 11 de la noche del Jueves Santo, las campanas de la iglesia parroquial marcaron el inicio de una de las procesiones más esperadas y solemnes de la Semana Santa en Albares. Bajo la luz tenue de los faroles y el resplandor de las velas, las imágenes sagradas comenzaron su recorrido por las calles del pueblo, envueltas en un profundo silencio que solo rompía el suave repicar del tambor y el sonido contenido de los pasos sobre el empedrado.
Numerosos vecinos y visitantes se unieron al cortejo o aguardaron el paso de la procesión con respeto y devoción, formando un numeroso acompañamiento. Las luces apagadas, las velas encendidas y el recogimiento general envolvieron el ambiente en una atmósfera única que invita a la reflexión y al recuerdo.