El cambio de los Tiempos: De Fábrica de Harinas a Hogar de MAYORES

En junio de 2002, comenzó el desmontaje de la maquinaria de la fábrica de harinas que se inauguró en 1922. En su lugar, se construyó una residencia para ancianos. Es interesante ver cómo los lugares y las funciones cambian con el tiempo.

La fábrica fue promovida por Mariano Jiménez Ortes, natural de Albares y padre del conocido médico D. Carlos Jiménez Díaz. La dirección técnica de la construcción de la fábrica correspondió al también hijo de D. Mariano Jiménez, D. Eusebio Jiménez Díaz, ingeniero que también contribuyó a la construcción del edificio de Telefónica en plena Gran Vía de Madrid. La fábrica ha mantenido su plena actividad hasta hace algunos años. Durante su vida la fábrica ha tenido diversos propietarios, en los últimos años la familia propietaria ha sido la conocida con el nombre de “Los Lechuguinos”, naturales de Mondejar.

Fecha de inauguración de la fábrica de harinas (10 de septiembre de 1922)

La actividad productiva ha representado una fuente importante de recursos para Albares. Los vecinos disponían de puestos de trabajo y el Servicio Nacional de Cereales, en su día SENPA, decidió construir un silo en Albares por existir en él la fábrica de harinas.

LA MAQUINARIA DE LA FABRICA DE HARINAS

Gran parte de la maquinaria es de madera. Desde el sótano del edificio y a través de un eje central se transmitía con poleas la fuerza suficiente para todo el proceso de transformación de los cereales en harinas y derivados.

Eje central

En el corazón vibrante de la fábrica, donde el eco del trabajo resonaba con fuerza, cinco molinos se alzaban imponentes. Con una danza rítmica y constante, trituraban el cereal, transformando el grano dorado en promesas de pan y sustento.

A través de los procesos de cribado, se separaban las partículas, como si fueran tesoros escondidos en un mapa de harina. Así, no solo se obtenía la preciada harina, sino también los distintos subproductos, como el salvado, cada uno con su propio destino en el ciclo de la vida.

El producto final se transportaba por tubos hasta una zona de madera llamada “Silo”, donde se envasaba en sacos para su envío por carretera. Esta era la última etapa del proceso de producción.